Nos encontramos en el apogeo de la **Segunda Guerra Mundial** y la mayoría de la **Europa continental** ya ha sucumbido ante el poderío de la **Alemania nazi**. En 1941, a pesar de un pacto de no agresión, **Hitler** ordena la invasión de la **Unión Soviética** liderada por **Iósif Stalin**. Este ataque, que sorprende a la URSS desprevenida, ve a la **maquinaria alemana** avanzar con casi 4 millones de soldados a través de la estepa rusa, obligando al **Ejército Rojo** a retroceder cientos de kilómetros mientras defienden las principales ciudades soviéticas. **Kiev** cae en manos de los alemanes, quienes toman cientos de miles de prisioneros soviéticos. Sin embargo, las lluvias otoñales y el invierno permiten a los soviéticos frenar a los alemanes en las puertas de Moscú, mientras **Leningrado**, asediada por la Wehrmacht, resiste heroicamente.
**Alemania** no se rinde fácilmente y **Hitler** pone todo su ímpetu en conquistar el **Cáucaso**, rico en **petróleo**. Para esta misión, emplea un millón de hombres y 600,000 soldados aliados de Italia, Hungría y Rumanía. El general soviético **Timoshenko** fracasa en su contraofensiva, pero la resistencia en **Stalingrado** es feroz. **Hitler** ordena dividir su ejército: uno se dirigirá al Cáucaso y el otro tomará **Stalingrado**, una ciudad de vital importancia militar e industrial, además de su valor propagandístico por llevar el nombre de Stalin.
Los soviéticos fortifican Stalingrado rápidamente. Toda la población colabora, cavando trincheras y llevando sacos de arena, sin evacuar la ciudad para que los soldados luchen con más determinación. Solo los trabajadores más especializados son evacuados a los Urales, donde la URSS está montando su industria lejos del frente alemán. La infame **Orden 227**, "Ni un paso atrás", prohíbe la retirada bajo cualquier circunstancia y despliega una línea de infantería que dispara a los soldados que retroceden sin permiso.
El 23 de agosto, los aviones alemanes llegan a la ciudad, y 5,000 soviéticos mueren el primer día. El mariscal **Zhukov** llega para asumir el control con apenas 40,000 soldados bien atrincherados. **Chuikov** es designado para defender la ciudad, y los bombardeos alemanes, aunque causan grandes bajas, también convierten la ciudad en un laberinto de escombros ideal para la defensa de guerrillas. **Vasili Záitsev** y otros francotiradores infligen pesadas bajas a los alemanes, extendiendo el pánico entre sus filas.
En septiembre, los alemanes intentan asaltar la ciudad sin éxito. **Rubén Ruiz Ibárruri**, hijo de la Pasionaria, cae abatido. Los alemanes alcanzan el centro de la ciudad a pesar de la resistencia soviética, pero sus bajas son altas y los refuerzos soviéticos limitados. Los bombardeos soviéticos, aunque menos frecuentes, son aprovechados para colocar trampas y realizar contraataques.
Para noviembre, con el invierno acercándose, Stalin desvía fuerzas desde otras zonas, y Zhukov forma en secreto un gran ejército de 1,700,000 hombres. Los soviéticos lanzan la **Operación Urano**, barriendo a rumanos e italianos mal armados y cercando al **Sexto Ejército Alemán** en Stalingrado. **Hitler** ordena no retirarse y promete que el **Cuarto Ejército Panzer** acudirá en su ayuda, pero los intentos de crear un puente aéreo fracasan estrepitosamente.
Para Navidad de 1942, los alemanes se congelan con temperaturas de hasta -40 grados. En enero de 1943, el ejército rojo conquista el último aeródromo alemán. **Friedrich Paulus**, comandante del Sexto Ejército, se rinde finalmente a los soviéticos, y los pocos que resisten son aniquilados. De los 90,000 prisioneros alemanes, solo 6,000 regresarán a casa más de 10 años después. La Segunda Guerra Mundial entra en una nueva etapa: Alemania nunca más llevará la iniciativa.
La **Batalla de Stalingrado** dejó un saldo devastador: más de 800,000 soldados del Eje murieron, junto con 900 aviones, 1,666 tanques y más de 6,000 piezas de artillería. Las bajas soviéticas fueron aún más terribles, con un millón y medio de muertos y heridos, además de la pérdida de 4,300 tanques, 2,769 aviones y más de 15,000 piezas de artillería.
Ahora, te toca a ti: ¿Cuál debería ser la próxima batalla de la que hablemos? ¿Qué crees que debería haber hecho Alemania en Stalingrado? ¡Déjanos tus comentarios! Y si te ha gustado el artículo, suscríbete al canal, dale like y activa la campanita para no perderte nuestros próximos contenidos. Síguenos en Facebook, Twitter e Instagram para más novedades. Un saludo y ¡hasta la próxima!
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