viernes, 21 de junio de 2024

De Gigante a Gladiador: La Dramática Resurrección de Sony tras Dos Décadas de Caída Libre

 


Era una vez, Sony era un titán inigualable

en el mundo de la electrónica, sinónimo de entretenimiento doméstico, cámaras de alta calidad y películas exitosas. Sin embargo, los últimos veinte años no han sido benévolos con esta empresa emblemática, marcada por una serie de fracasos y pérdidas.


Tomemos como ejemplo su negocio de televisores. Hasta 2006, Sony era el líder indiscutible en la fabricación de televisores, un título que había mantenido durante décadas. Pero desde entonces, Samsung ha dominado el mercado. Durante los últimos 17 años, Samsung ha reinado como el fabricante número uno de televisores. Actualmente, Sony se encuentra relegada al quinto lugar, detrás de Samsung, Vizio, LG y TCL, con solo un 6% del mercado. La situación se deterioró tanto que Sony decidió separar su negocio de televisores tras diez años de pérdidas.


Pero no solo los negocios tradicionales han sido problemáticos para Sony. Sus intentos de ingresar a nuevas industrias también han fracasado. Por ejemplo, después de años de intentos fallidos en la industria informática, Sony finalmente vendió su negocio de PC. Una historia similar se repite en el sector de los teléfonos inteligentes, donde Sony, a pesar de seguir fabricando estos dispositivos, no ha logrado superar el 1% de la cuota de mercado mundial en varios años.


El único segmento donde Sony sigue siendo fuerte es en la venta del PlayStation. Fuera de esto, sus otros negocios están estancados o perdiendo terreno lentamente. Durante lo peor de la crisis, Sony perdió decenas de miles de millones de dólares. Pero, sorprendentemente, después de varios años de pérdidas, Sony ha estado reportando ganancias consistentes durante los últimos seis años. Su gráfico bursátil refleja esta recuperación, con una recuperación significativa después de haber perdido más del 90% de su valor en los primeros doce años del siglo XXI.


¿Cómo es posible que Sony, que ha estado perdiendo terreno en casi todos los segmentos, haya logrado recuperar rentabilidad? Para entender esto, debemos examinar la crisis existencial de Sony y cómo logró salir adelante.


La caída de Sony: Un caso de adaptación fallida


La historia de la caída de Sony se puede atribuir a múltiples factores, pero uno de los más consistentes es su incapacidad para adaptarse a las nuevas tecnologías. Por ejemplo, el 23 de octubre de 2001, Apple lanzó el iPod, un golpe devastador para Sony. Desde el lanzamiento del Walkman en 1979, Sony había sido sinónimo de audio portátil, vendiendo más de 400 millones de unidades. Pero el iPod cambió el juego, estableciendo a Apple como el nuevo líder en reproductores de música.


Cinco años después, en 2005, Samsung presentó el televisor LCD más grande del mundo, con 82 pulgadas. Este evento, aunque dirigido a un nicho de mercado, estableció a Samsung como un innovador en la tecnología de televisores, desplazando a Sony. Samsung continuó con esta estrategia, lanzando televisores 3D, curvos, OLED, y más, asociando continuamente su marca con la innovación tecnológica.


En el ámbito de las cámaras digitales, una historia similar se desarrolló. Hasta la década de 2000, Kodak dominaba el mercado, pero tropezó con la transición a las cámaras digitales. Este hubiera sido el momento perfecto para que Sony se estableciera como líder, pero en su lugar, Canon se apoderó del mercado.


Una estrategia fallida y una gestión ineficaz


Gran parte del declive de Sony también puede atribuirse a sus propias decisiones. A principios de la década de 2000, Sony estaba muy inflada, habiéndose expandido a diversas industrias, desde la banca hasta los seguros, pasando por el anime y las películas. Esta diversificación extrema hizo que Sony perdiera su enfoque en su competencia principal: la producción de electrónicos de consumo confiables y asequibles.


El equipo directivo de Sony también fue una causa de su declive. En lugar de promover líderes internos con experiencia en la empresa, Sony contrató a Howard Stringer, un ejecutivo de medios de comunicación, como CEO en 2005. Stringer no tenía antecedentes en ingeniería ni experiencia en la dirección de una empresa de electrónica, y ni siquiera hablaba japonés, lo cual era un obstáculo significativo en una empresa japonesa.


Bajo el mandato de Stringer, las acciones de Sony cayeron un 75%. Aunque hizo algunas inversiones acertadas, como en Spotify, en general, su liderazgo no mejoró las cosas para Sony. Además, la estrategia original de Sony, centrada en productos confiables, no logró captar las nuevas demandas del mercado, que se orientaban más hacia la experiencia del usuario, algo que Apple capitalizó con gran éxito.

La obsolescencia tecnológica y la recuperación


La obsolescencia tecnológica también jugó un papel crucial en la caída de Sony. Muchos de sus productos tradicionales, como cámaras y reproductores de MP3, se volvieron obsoletos con el auge de los smartphones. Además, la industria de televisores se ha convertido en una carrera hacia el fondo, con precios cayendo entre un 15 y 20% anualmente durante los últimos 20 años, haciendo que los televisores sean un negocio inviable.


Sin embargo, en 2012, Sony comenzó a dar un giro. Bajo el liderazgo de Kazuo Hirai, un veterano de la empresa, Sony cerró sus sectores no rentables, redujo su fuerza laboral y separó sus negocios clave, haciéndolos independientes del gigante inflado. Esta reestructuración permitió a Sony volver a la rentabilidad y recuperar gran parte de sus pérdidas bursátiles.


Hoy en día, Sony sigue siendo una sombra de lo que fue, pero ha encontrado una manera de mantenerse rentable, en gran parte gracias a su división de servicios financieros, que ahora es uno de sus mayores impulsores de ingresos.


Reflexión final


La historia de Sony es un recordatorio de cómo incluso las grandes corporaciones pueden fallar si no se adaptan a los tiempos cambiantes. A pesar de sus errores y fracasos, Sony ha logrado encontrar un camino hacia la rentabilidad, aunque ya no es el gigante que una vez fue. Esta historia sirve como una lección sobre la importancia de la adaptación y la innovación en el mundo empresarial.


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